jueves

“Cuando uno lee, uno crece como ser”


ilustración de Rebecca Dautremer

Cuando se hace una lectura en voz alta con un paciente en el hospital, nunca podemos imaginar las historias que se están escribiendo en esa actividad tan sutil y delicada. Algo muy interesente empezó a construirse el jueves 11 de agosto cuando le leía la Biblia a la Señora Nohemy Arias, paciente de la habitación 531. La Señora Francy Muñoz una de las colaboradoras del aseo en Méderi entró a realizar su labor y escuchó el texto que estaba leyendo para la paciente. Al finalizar la lectura del Salmo 139 la Señora Nohemy me pidió el favor de escribirle el número del Salmo para volverlo a leer en su casa, a lo cual la Señora Francy se sumó a la solicitud, ya que había escuchado los versos del salmista mientras hacía el aseo de la habitación. Un rato más tarde, en uno de los pasillos del ala norte, la Señora Francy aprovechó un momento para comentarme que a ella también le encanta leer, y que su género favorito eran las novelas, “pero no las que dan por televisión, sino la de los libros”. La Señora Francy me habló de su hija Natalia de 5 años que “no se acuesta sin que le lean un libro” y para confirmar la seriedad con la que asume el acto de leer, afirmó: “Cuando uno lee, uno crece como ser”.
Me sentí tan identificado con el entusiasmo con el cual la Señora Francy hablaba de la lectura, que no pude resistir la idea de recomendarle afiliarse a la Red de Bibliotecas Públicas de Bogotá, para que pudiera llevar libros para ella y para compartir con su pequeña Natalia.
El tiempo pasó, y era común encontrarme con la Señora Francy por los pasillos del quinto piso y hablar un rato del programa y de su acogida en los pacientes del Hospital Universitario Mayor. El gran encuentro ocurrió el 31 de agosto, cuando la Señora Francy con una sonrisa en el rostro me contó la maravillosa noticia de que había afiliado a Natalia a la biblioteca del Tunal, “Ahora voy a poder ir para leer con mi princesita”. Francy se despidió y continuó con su trabajo con el siguiente mensaje para el programa: “Quiero felicitarlos por lo que hacen, porque los pacientes olvidan su tristeza y su dolor cuando leen. Ojala todos los hospitales tuvieran algo como Leer Para Sanar”
Sólo puedo pensar que un Programa como Leer Para Sanar puede reunir a la distancia a una paciente de más de 60 años con una “princesita” de 5 años, en dos lugares que buscan el mejorar el bienestar y la calidad de vida de las personas: El hospital y la biblioteca.